miércoles, 31 de marzo de 2010

¿QUÉ QUIERE JESÚS?


San Salvador, 30 de enero de 2,010.


CONFERENCISTA:

Dr. Jorge Martínez Menéndez





El querer de Jesús es el querer del Padre, ya que Jesús es enfático en afirmar que vino para hacer la voluntad y la obra que el Padre le encomendó. La visión de Jesús se expresa en Su proyecto de salvación del mundo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Este proyecto tiene una parte espiritual que corresponde a la salvación de la eterna condenación, por ello el hombre es un ser trascendente; y, la parte terrenal que es el establecimiento del Reino de Dios aquí en la tierra.

Dios expresó Su amor por los seres humanos enviando desde los cielos a Su hijo Jesús, para que se encarnara en el vientre de la Virgen María y naciera como verdadero hombre.

El ser humano fue creado por Dios como un ser gregario, sociable por naturaleza, necesitado de vivir en sociedad, lo cual le convierte en un ser político. En base a esto Calvino sostiene que Dios es el creador indirecto del estado.

La palabra “política” deriva del griego “polis” que identifica a la “ciudad estado” y equivale a “civitas” en latín. A los habitantes de las ciudades estado se les llamó políticos o ciudadanos.

El vocablo política tiene dos acepciones: a) una general que alude a la cualidad innata de los seres humanos a vivir en sociedad, lo que se conoce también como gregarismo; y b) una acepción restringida referida a la política partidaria.

El proyecto de Jesús que se identifica como Reino de Dios, no es un proyecto partidario sino un plan de salvación para la humanidad. Los humanos hemos progresado en ciencia y tecnología, pero hemos retrocedido en principios y valores que nos pueden conducir a la destrucción. El Reino de Dios es un proyecto de convivencia para toda la humanidad y la Biblia lo define como un estado de justicia, paz y gozo, que no se limita al establecimiento de la nueva sociedad o Reino de Dios, sino que incluye el proyecto del nuevo hombre, por medio de la experiencia del nuevo nacimiento.

En la oración modelo Jesús dejó claro que el tema central de Su evangelio es el Reino de Dios y Su justicia. Este proyecto contempla tanto la “nueva sociedad”, como el “nuevo hombre”.

Mateo 3:1 – 2

1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”

Mateo 6:9 – 13

9Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

11El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

12Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

Mateo 4:23

“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”

Mateo 7:21

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”

Mateo 11:12

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”

Lucas 12:32

“No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”

Lucas 17:20 – 21

20Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.”

EL NUEVO HOMBRE Y EL REINO DE DIOS

Juan 3:1 – 7

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”

El perfil del carácter del nuevo hombre está bien descrito en

Gálatas 5:22 – 23

22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

El proyecto de Jesús es completo, se refiere tanto a la nueva sociedad, como al nuevo hombre. Ningún proyecto humano tiene ambos componentes. El comunismo procura por una nueva sociedad, pero no tiene una propuesta para el nuevo hombre y antepone el estado a la sociedad y justifica el uso de la violencia para su establecimiento. El capitalismo promueve el egoísmo como motor del desarrollo, y antepone al mercado a la sociedad. Los cristianos con visión de reino no adoramos al dios mercado ni al dios estado, sino al único y verdadero Dios y a Su Hijo Jesucristo. Toda ideología humana es perecedera, más la Palabra de Dios, permanece para siempre.

EL REINO DE DIOS, EL INDIVIDUALISMO Y EL SOCIALISMO

El mensaje bíblico afirma el señorío de Dios sobre toda la creación, y al hacerlo declara que ésta es buena. Con ello también se afirma que el mundo actual no responde a la voluntad de Dios. El mundo, que incluye las relaciones entre las personas y entre éstas y la creación se opone a la voluntad de Dios. Jesús quiere reconciliar al hombre y a la creación consigo mismo, una creación que gime y sufre con dolores de parto y espera la manifestación gloriosa de los hijos de Dios:

“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” (Romanos 8:19 – 23).

El evangelio es una realidad histórica contemporánea, dirigido al pueblo de Dios (la iglesia), que es la avanzada y la promotora de una nueva sociedad. El evangelio es el instrumento que Dios usa para proclamar al mundo que en Cristo se ha iniciado un proceso de transformación total, de la cual Su pueblo es una muestra.

El individualismo inspira el modelo económico predominante y descansa en la descripción de la naturaleza humana, que ofreciera Adam Smith en el siglo XVIII: “las relaciones económicas se rigen por el egoísmo natural del hombre, la economía sólo pretende regular dichas relaciones”. Para Smith, el egoísmo es el motor que mueve el desarrollo y no se le deben poner limitaciones. Cristianamente, el egoísmo es contrario al bien común inspirado en el amor al prójimo y la economía como una ciencia social, no debe regirse por el egoísmo. Juan el Bautista entendió claramente que el egoísmo debe menguar para que Cristo crezca: “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30).

En la oración modelo, Jesús nos enseña a pedir en plural y así, mi pan está incluido dentro del pan nuestro. Respecto a la acumulación de bienes, el Apóstol Pablo, determina claramente la visión cristiana en 2ª Corintios: 8: 13 – 15: Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos”.

Según el Manifiesto Comunista, la historia de todas las sociedades es la lucha de clases, entre opresores y oprimidos, afirmando que la burguesía, clase opresora y dueña de los medios de producción, ha conquistado el poder político sometiendo con el poder del dinero a profesionales liberales e incluso a las religiones. El comunismo ve en el proletariado la clase revolucionaria, llamada a conquistar las fuerzas productivas sociales aboliendo la propiedad privada y acabando con la burguesía, la cual existe por la acumulación de riquezas. El objetivo comunista es formar un partido proletario con conciencia de clase, derrocar la dominación burguesa y conquistar el poder político. Es decir, el sujeto de la historia es el proletariado.

El cristianismo tal como se dejó asentado, no es individualista, sino por el contrario, tiene una visión solidaria. La Biblia dice que antes de buscar mi bien personal, debo procurar el bien de los demás, y el pilar central del evangelio es la solidaridad. Pero difiere del comunismo en cuanto promueve una revolución no violenta y, además, identifica como sujeto de la historia a la iglesia, promotora de la nueva sociedad para el establecimiento del proyecto de Jesús, el Reino de Dios y Su justicia.

Juan 17:18: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo”.

¿Qué quiere Jesús?:

a) Que seamos salvos de la eterna condenación.

b) Que compartamos las buenas nuevas de Jesús.

c) Que participemos de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios.

d) Que los cristianos como sujetos de la historia o agentes de cambio promovamos el establecimiento del Reino de Dios y Su justicia en la tierra.

e) Que como nuevas criaturas gobernemos la tierra y administremos Su creación (Génesis 1:28).

El querer del Padre se expresa en el querer de Jesús. ¿El querer de Jesús se expresa en nuestro querer?, si su respuesta es afirmativa, dígale al Señor: “Heme aquí, envíame a mí”.