martes, 7 de julio de 2009

EL CONTENTAMIENTO PENSÁNDOLO BIEN




Expositor: Dr.Jorge Martínez Menédez, 24 de mayo de 2,009

En la oración modelo conocida como el Padre Nuestro, Jesús pidió al Padre “… venga Tu Reino y hágase Tu Voluntad aquí en la tierra”.

El Reino es el tema central del evangelio. Para ver y poder entrar al Reino Jesús estableció que es necesario nacer de nuevo espiritualmente.

La experiencia del nuevo nacimiento hace del cristiano una nueva criatura, recibe el Espíritu Santo que le dota de poder y dominio propio, para no dejarlo limitado a la frágil voluntad humana.

Algunas religiones cristianas no predican sobre el nuevo nacimiento y otras lo hacen superficialmente con fines proselitistas.

Nacer de nuevo no es cambiar de religión, es una conversión a Cristo. El converso es un discípulo llamado a participar del proceso de aprendizaje del contentamiento.

Jesús dijo: “Permaneced en mí y Yo en vosotros”. El converso a Cristo es llamado a la permanencia, a vivir permanentemente en el contentamiento como una cualidad esencial de su carácter. El contentamiento es lo opuesto a la amargura y no debe entenderse como sinónimo de felicidad ni de conformismo, sino de algo más profundo como adelante veremos.

Tanto la amargura como el contentamiento se pueden convertir en estados permanentes de nuestra vida, no son reacciones circunstanciales, sino estados que determinan nuestras reacciones ante las circunstancias.

Vivir es la constante búsqueda de la felicidad y en esa búsqueda el poderoso se esfuerza por más poder, el rico por más riquezas, el sabio por más sabiduría.

En general el ser humano considera que tener más lo hará próspero y feliz. QUERER O NECESITAR.

A diario confundimos lo que queremos con lo que necesitamos. Tenemos necesidades básicas como la comida, la ropa, la habitación, la salud y la educación.

Hay otras cosas que son buenas, pero no completamente necesarias. Otras cosas son totalmente innecesarias o suntuarias, pero igual las queremos. El ser humano, queriendo ser feliz, ha llegado a un materialismo extremo, siendo víctima del consumismo.

El mundo se ha convertido en “comprador compulsivo”. La humanidad compra lo que no necesita con el dinero que no tiene, llegando a un nivel de endeudamiento que la bancarrota parece ser su única salida. El "crédito fácil" es atractivo y la manía de comprar ahora y pagar después continúa.

EL EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD O “SUPER FE”
Aun los feligreses son incitados por muchos líderes religiosos a buscar riquezas como señal de prosperidad espiritual, volviéndolos codiciosos. San Pablo nos advierte tener cuidado de los hombres corruptos que toman la piedad como fuente de ganancia y afirma: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” 1ª Timoteo 6:6 – 10

JOB Y JOSÉ,
Ambos personajes bíblicos padecieron distintos males, pero no cayeron en la amargura, por el contrario mantuvieron el contentamiento. Job es un personaje bíblico que siendo rico lo perdió todo, incluso la salud, pero no se derrumbó y recuperó sus bienes, duplicándolos.

José hijo de Jacob padeció muchas cosas (Génesis, capítulos 37 – 50) que habrían destruido a muchos, pero conservó el contentamiento y pudo ayudar a sus hermanos que le habían traicionado y preservó a su país de la hambruna.

PREPARADOS PARA ENFRENTAR EL FUTURO
El Apóstol Pablo escribió: “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” Filipenses 4:11. Al tiempo de padecer sufrimientos y persecuciones (Hechos 9:16), fortalecido con su grito de batalla «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, se vivir en la abundancia, se vivir en escasez»

Con la autoridad del que vive la experiencia el Apóstol nos recomienda: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Debemos estar mental, emocional y espiritualmente preparados para enfrentar el futuro, para ello es necesario conocer el secreto del contentamiento.

Ante una adversidad podemos reaccionar de dos maneras: Viviendo insatisfechos, con la queja en la boca, «bañados» de amargura, culpando a terceros de nuestros males y sin buscar solución a los mismos. Manteniendo el contentamiento, enfrentando la realidad por dura que ésta sea y superándola. Estos merecen el calificativo de vencedores.

EL SECRETO DEL CONTENTAMIENTO
Lo opuesto a la amargura no es la alegría, sino el contentamiento: «… he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación» (Fil. 4:11). San Pablo escribió estas palabras desde la cárcel de Roma y en peligro franco de muerte, sin temor alguno por conocer el secreto del contentamiento que se resume en lo siguiente: Juan 3:7 «No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo». Vivir la experiencia del nuevo nacimiento espiritual. Filipenses 4:12: «Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado...». Adaptarse serenamente a una realidad que no puede cambiar. Filipenses 4:13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Valor para cambiar, sin conformismo lo que se puede cambiar y Romanos 12:2: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta». Es un no al conformismo y un desafío a nuestro entendimiento para saber diferenciar lo que se puede cambiar y de lo que no se puede. Quien haga suyas estas realidades pasará de la insatisfacción o la amargura al contentamiento.

EL CONTENTAMIENTO Y LAS CIRCUNSTANCIAS
El contentamiento implica estar por encima de los eventos que nos ocurren, buenos o malos, sin quedar atrapados por ellos.

Si nuestro ánimo depende de las circunstancias externas perdemos el control de nuestra vida.

El médico suizo Paul Tournier afirma: «lo que nos hace felices o desdichados no son las circunstancias, sino nuestra actitud ante ellas».

El contentamiento no es resignación o fatalismo. El fatalismo nace de la convicción de que no podemos hacer nada para luchar contra nuestro destino. Tampoco es una actitud masoquista de alegrarse por el sufrimiento. El Señor no nos pide «estar alegres en toda situación». Yo puedo sufrir la muerte de un ser querido y tener contentamiento; pero sería insensato ponerme a reír o a expresar alegría en momentos de tristeza. El contentamiento es realismo, no masoquismo. Quien vive en un estado de contentamiento, tiene el poder de cambiar las circunstancias del mundo exterior, no pierde el control, es un vencedor.

En el estado permanente de amargura, las circunstancias externas afectan nuestra interioridad, se pierde el control, se es un perdedor.

Un vencedor sabe que todo lo puede en Cristo que le fortalece.

EL CONTENTAMIENTO Y EL PROPÓSITO
El contentamiento es una expresión de fe, entendiendo por fe la certeza de lo que espero y la convicción de lo que visualizo a futuro. Es la confianza en un Dios que no nos falla y tiene un propósito para nuestras vidas.

José, “el soñador”, dijo a sus hermanos, quienes le habían vendido como esclavo: «Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó para bien» (Génesis 50:20).

Jesús, antes de Su pasión y muerte exclamó: «Padre, si es posible que pase esa copa de mí, más no se haga mi voluntad, sino la tuya».Tanto Jesús como José vivieron momentos difíciles, los aceptaron y los enfrentaron encontrándoles un propósito.

La Biblia dice que a los que aman a Dios aun las cosas malas les sirven a bien.

EL PROCESO DE APRENDIZAJE
San Pablo tardó en vivir el contentamiento y usó dos verbos referidos a la docencia: «he aprendido» (Filipenses 4:11) y «estoy enseñado» (Filipenses 4:12). Dentro del proceso de aprendizaje del contentamiento puede haber altibajos y fallos propios del aprendiz.

LA FUENTE DEL CONTENTAMIENTO
El contentamiento es un estado vital, una situación existencial. No es una experiencia esporádica sino una actitud permanente. No es un encuentro ocasional como el de un paciente con su psicólogo o consejero que le permite «salir animado de la consulta».

San Pablo afirma con claridad que permaneciendo en Cristo podemos afrontar y superar cualquier circunstancia por dura y difícil que sea.

Ninguna circunstancia podrá derrotarnos, «porque en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8:37).

PASOS A SEGUIR
Todo cristiano puede y debe aprender el secreto del contentamiento para ser un vencedor y no un amargado derrotado.

Cuando San Pablo escribió “la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento” no solamente estaba hablando filosóficamente (1ª Timoteo 6:6). Él había aprendido el secreto del contentamiento (Filipenses 4:11-12). A continuación recomendamos diez pasos a seguir para vivir en el estado permanente de contentamiento:

1-Aprenda a dar gracias. José Martí decía que la ingratitud es el peor de los pecados.

2-Tenga fe, aprenda a caminar con certeza en lo que espera y convicción en lo que visualiza a futuro.

3-Confíe en la providencia de Dios. Jesús dijo que nunca nos dejaría ni nos desampararía (Hebreos 13:5)

4-Aprenda sin conformismo a estar satisfecho con poco. En 1ª Timoteo 6:6 San Pablo nos enseña: “la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.” San Pablo entendió que la codicia y el contentamiento eran excluyentes.

5- Aprenda a vivir por encima de las circunstancias de la vida. No permita que las circunstancias externas determinen su estado de ánimo.

6-Aprenda a dar, sea generoso, ya que dando es como se recibe y ocúpese del bien común. Filipenses 2:3-4, dice: “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.” El hombre egoísta es un hombre descontento. Pero el hombre generoso, el hombre que vive por los intereses y el beneficio de otros, encontrará bendición sobre bendición sobre su vida (Lucas 6:38; 2ª Corintios 9:6).En el libro de Proverbios 11:24 – 35 dice: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.”San Lucas 6:38 recomienda: “Dad, y se os dará... porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” 2ª Corintios 9:6 dice: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
7-Aprenda a pensar bien. Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

8-Aprenda a perdonar y evite juzgar. San Lucas 6:36-37 nos aconseja “Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

9-No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados”.

10-Aprenda a bendecir. Bendecir es decir bien o hablar bien de los demás. Santiago 3:10 dice: “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos esto no debe ser así”Aprenda a amar. El Evangelio de San Mateo 19:19 establece: “Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo”Decídete a ser feliz y llevar felicidad a quienes te rodean. 1ª Tesalonicenses 5:16 ordena: “Estad. siempre gozosos”.