martes, 30 de marzo de 2010

EL SECRETO PODER DEL ESPÍRITU SANTO


EXPOSITOR:

DR. JORGE MARTÍNEZ MENÉNDEZ

San salvador, 17 de octubre de 2,009


día: y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz día.

2º día : … dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas, y llamó Dios a la expansión Cielos.

3er día: Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a l a reunión de las aguas llamó Mares.Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

4º día: Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos pa separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años…

día : Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.

6 º día: Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.


Lo anterior es una transcripción literal tomada del capítulo 1 del Libro de Génesis, y podemos observar que en cada día de la creación se usa la expresión “Dijo Dios…”. Dios que es Espíritu, con el Poder del Verbo Creador, o sea, de la Palabra Creadora, creó el mundo material incluyendo a la humanidad, limitándose a decir: “Sea la luz, Haya expansión en medio de las aguas, Júntense las aguas, Produzca la tierra hierba verde, Haya lumbreras en la expansión de los cielos, Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, Hagamos al hombre”



La más pequeña partícula de la creación fue creada por el Verbo, tiene energía, vibra. Este es un universo de vibraciones, todo vibra con una determinada frecuencia mesurable. Vibra o late el corazón y este no es el problema, sino el que deje de vibrar. Albert Einstein dijo: “Nada ocurre hasta que no se mueve algo”.

LA PROMESA DE JESÚS

Jesús antes de partir a la presencia del Padre se despidió de sus discípulos, pero al ver el rostro triste de éstos, les prometió: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hechos 1:8).

Los cristianos que al nacer de nuevo recibimos el Espíritu no tenemos la debida comprensión del poder del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu antecede a la materia. Dios es Espíritu y desde el plano no físico, creó el universo que es materia, por eso a Dios se le conoce como el Verbo, o sea la palabra creadora.

Como seres humanos vibramos y cuando henos recibido el poder del Espíritu Santo, recibimos el poder de la energía creadora y cambia la forma en que contemplamos las cosas y así las cosas que contemplamos cambian. Ya no es el mundo externo el que determina mi situación interior, sino mi interior, con el Poder del Espíritu determina lo externo.

Dios nos dice “pide y se te dará”, desafiándonos a ejercitar el poder del Espíritu. En el poder del Espíritu sabremos como pedir y recibir, lo que deseamos ser, hacer o tener.

LO ESPIRITUAL ES PRIMERO

Lo físico o material es posterior a lo no físico o espiritual. El mundo físico fue creado por un Dios que es Espíritu. En el libro de Génesis, en los textos originales, Dios se identifica como Elohim, que es un plural de Dios, lo cual no significa que sean muchos dioses, sino es un Dios eterno, omnisciente, omnipresente, multidimensional, multifacético, que se refiere a sí mismo en plural porque forma una conciencia colectiva.

Cuando Dios dijo sea la luz, demostró que desde el mundo no físico podía comunicarse con el físico y cuando nos invita a la oración, es porque desde el mundo físico podemos comunicarnos con el no físico o espiritual. Los humanos somos parte de una creación surgida por el verbo, la palabra.

La Palabra de Dios nos recuerda que el poder creador del Espíritu Santo late en lo más profundo de nuestro ser y quiere ayudarnos a recobrar el optimismo, las expectaciones positivas y una alegría contagiosa (contentamiento). El Apóstol Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, esto es un texto para hacerlo vida en nosotros, para que no haya nada que no podamos ser, hacer o tener. Dios “… llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos 4:17)

El Espíritu que creó al mundo, ha venido a morar en nosotros y somos parte de Su creación, procedemos de Dios y debemos estar en contacto con Él, en oración y andando en el Espíritu. Como el Profeta Jeremías lo afirma, Dios nos conoce desde antes que nos formáramos en el vientre de nuestra madre: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué…” (Jeremías 1:5).

LIBRE ALBEDRÍO

Dios nos creó, pero nosotros creamos nuestra realidad, creamos cultura. Dios nos dotó de libre albedrío, en lo más íntimo de nuestro ser nos disgusta que otros dicten lo que debemos hacer; nos disgusta que nos disuadan de nuestros propios impulsos. Pero con el tiempo, debido a las presiones de quienes nos rodean y están convencidos de que la forma en que ven las cosas es más válida y adecuada que la nuestra, hacen que poco a poco renunciemos a nuestra determinación de dirigir nuestra vida y terminemos adaptándonos a lo que ellos dictan, para no estar en contradicción suya y para evitarnos problemas.

De esta manera, renunciamos sin pretenderlo a nuestro fundamento básico, a nuestra libertad total y absoluta de crear, a nuestro libre albedrío, dejando de ser levadura. Esto nos convierte en masa, nos guían otros hombres, no nos guía el Espíritu. Al ser masa renunciamos al derecho de elegir o preferir y obramos en contra de nuestra naturaleza espiritual e incluso en contra de nuestra alma, que es donde radican nuestras emociones, voluntad y sentimientos.

Dios nos creó con la libertad para tomar nuestras decisiones, no debemos dejar que otros decidan por nosotros, que otros traten de crear nuestra realidad. El mundo es un caos, es necesario que los cristianos ejerciendo el poder del Espíritu, lo transformemos en un mundo mejor, de justicia, paz y gozo. Pero para eso debemos conocer el poder secreto del Espíritu Santo.

EL PROCESO CREADOR NO HA CONCLUIDO

Nuestro cuerpo es el templo perecedero del Espíritu creador y eterno. Si dejamos que el Espíritu fluya en nosotros, experimentaremos un gozo indescriptible y estaremos en comunicación con Dios, conectados con Él, en la misma frecuencia, no la de la carne perecedera, sino la del Espíritu. El proceso de Creación no ha concluido, debemos avanzar: “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.” (1ª Corintios 15:25 – 26).

¿POR QUÉ ME LLEVA TANTO TIEMPO CONSEGUIR LO QUE DESEO?

Es frecuente preguntarnos ¿Por qué me lleva tanto tiempo conseguir lo que deseo? No es porque no lo deseemos con intensidad suficiente, porque no seamos suficientemente inteligentes, porque no poseamos los méritos suficientes, porque el destino esté en contra nuestra, ni porque otra persona se haya llevado nuestra recompensa. La respuesta es que nuestros deseos no coinciden con nuestro interior, nuestros pensamientos resistentes son los factores negativos que lo impiden. Esos pensamientos resistentes forman parte de la lucha entre la carne y el espíritu. Liberémonos de esos pensamientos y seremos libres de la tensión, el estrés, la ira, la frustración y otras emociones negativas.

El deseo de Dios es que seamos prosperados: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3ª Juan 1:2).

El bienestar está al alcance de nuestra mano, Dios nos dio el poder creador de Su Espíritu. Está escrito: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3). El deseo de Dios es que seamos prosperados en todo.

PEDIMOS MAL

Somos seres preferentes, dotados de libre albedrío, pero debemos sintonizar nuestros deseos con nuestros pensamientos, de lo contrario estaremos pidiendo mal: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal” (Santiago 4:3). Dios dice pide y se te dará. Pedimos en oración, en clamor, con nuestros deseos, anhelos, aspiraciones; es decir, pedimos a Dios con palabras o sin ellas. Cuando deseamos algo, comenzamos a atraer a nosotros el objeto de nuestro deseo. Nuestros deseos son incesantes, no dejamos de pedir. No pensemos con la mente humana, pensemos con la mente de Cristo. “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1ª Corintios 2:16).

EL CONTENTAMIENTO

Debemos estar satisfechos de lo que somos y lo que poseemos, sin dejar de anhelar otras experiencias. Debemos esperar con ilusión, confianza, optimismo y certeza; debemos rechazar el recelo, la desesperanza, el pesimismo, la irritación o el desprecio de nosotros mismos (baja autoestima). “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:11 – 13).

LEY DE LA ATRACCIÓN

La gente dice que los que se parecen se atraen, o que todo lo que se asemeja se atrae. A esto se le conoce como la Ley de la Atracción.

Si deseamos, anhelamos o queremos algo y nuestro interior vibra en armonía con ese deseo, por la Ley de la Atracción lo obtendremos. Con el deseo se inicia el proceso creativo. Si deseamos algo que no tenemos (no necesariamente bienes materiales) y centramos nuestra atención en el hecho que no lo tenemos, seguramente nunca lo tendremos, porque nos habremos llenado de pesimismo, desánimo, preocupación, inseguridad, depresión, etc.

La fe (que es la certeza de lo que esperamos y la convicción de lo que no vemos, pero que visualizamos) hace que opere la Ley de la Atracción, que no es la Ley de la Atracción Física (polos iguales se rechazan y opuestos se atraen). A la ley de atracción a que me refiero, es la del poder del Espíritu creador obrando en nosotros, para que nuestras oraciones sean contestadas.

Si deseamos algo, por fe imaginemos que ya lo tenemos. Si pensamos en lo que no deseamos, lo no deseado nos llegará, porque estaremos usando nuestra imaginación en crear algo no deseado.

DIOS QUIERE NUESTRO BIENESTAR

La voluntad de Dios es agradable y perfecta. Él quiere nuestro bienestar, permitamos que Su bienestar fluya en nosotros. Sintámonos amados y bendecidos por Dios, Su deseo es nuestra prosperidad. No dejemos que lo externo influya negativamente en nosotros y nos impida recibir el bienestar y las bendiciones de Dios. Si viajamos de San Salvador a San Miguel, debemos recorrer una distancia, no podemos llegar al instante, pero no nos desanimamos, ni confesamos incapacidad para realizar ese viaje. De la misma manera, si deseamos algo, nuestro deseo es el punto de partida, debemos recorrer el camino y lo obtendremos.

Para desviar o desactivar un pensamiento negativo, debemos activar otro pensamiento positivo. Si quieres algo, piensa en ello, habla de ello y lo acercarás a ti. El que es un visionario prospera en todo momento, pero aun el pueblo de Dios por falta de visión perece. Además de nuestros sentidos naturales, las emociones me ayudan a comprender de inmediato las experiencias que vivo. Mis emociones expresan lo que de mi interior fluye. Puede fluir tanto el fruto de la carne como el del espíritu.

Si soy guiado por el Espíritu recibiré el poder para controlar mis emociones y tendré la libertad para crear. Ser guiado por el Espíritu es un proceso de aprendizaje y de redención.

CONCLUSIÓN

Debemos tener claro que el Espíritu Santo:

a) Mora en nuestros cuerpos;

b) Es un Espíritu Creador y que el proceso creador no ha concluido;

c) Es Espíritu de Poder;

d) Es anterior a la materia y prevalece sobre ella;

e) En Su poder sabremos cómo pedir y recibir;

f ) Nos da el libre albedrío para crear nuestra realidad;

g) Nos permite comunicarnos con Dios a través de la oración;

h) Nos enseña a pensar con la mente de Cristo;

i) Nos da el contentamiento;

j) Obra en nosotros para que nuestras oraciones sean contestadas;

k) Controla nuestras emociones y nos da el poder de crear;

l) Nos permite ser agentes de cambio en nuestra sociedad para la promoción y el establecimiento del Reino de Dios;

m) Nos da la fuerza para vivir en santidad y comunicar a otros las Buenas Nuevas de Jesús;

n) Hace que la obra de Dios crezca y se fortalezca.